
Hoy, para ambientar, pondré la letra, y si consigo manejar bien los programas, también pondré imagen de una canción de mi ‘cantautor’ favorito: Silvio Rodríguez, se titula como el post de hoy, y tiene mucha relación con el pasaje evangélico
La canción sólo se la podría enviar a los amigos que la soliciten, por correo electrónico, pues, me es imposible adjuntar la música en el Blog, por derechos de autor, supongo
De niño te conocí
entre mis sueños queridos
por eso cuando te vi
reconocí mi destino.
Cuando pensaba que ya no iba ser
lo que soñara de pronto vino.
Tanto que yo te busqué
y tanto que no te hallaba
que al cabo me acostumbré
a andar con tanto de nada.
Cuánto nos puede curar el amor
cuánto renace de tu mirada.
Te conozco
te conozco desde siempre
desde lejos
te conozco
te conozco como a un sueño
bueno y viejo
es por eso que te toco
y te conozco.
Te conozco.
El lago parece mar
el viento sirve de abrigo
todo se vuelve a inventar
si lo comparto contigo.
La única prisa es la del corazón
la única ofensa es tener testigos.
Te conozco
te conozco desde siempre
desde lejos
te conozco
te conozco como a un sueño
bueno y viejo
es por eso que te toco
y te conozco.
Te conozco.
Hoy, sábado pascual, las lecturas bíblicas son:
Hechos 13, 44-52
Salmo 98
Juan 14, 7-14
El pasaje de los Hechos
Relata una de las persecuciones que sufriera Pablo, en Antioquia, iba con Bernabé, y predicaron la Buena Nueva, primero a los judíos, y luego, en vista de la gran concurrencia, a los ‘paganos’. Esta apertura, esta ausencia de racismo, despertó la envidia de los judíos, que empezaron a “contradecir con insultos” y fueron hasta a formar una ‘cuadrilla de limpieza’, diríamos hoy, que se conformó con “mujeres distinguidas y hombres importantes de la ciudad” y lograron que se echara a Pablo de su territorio
Pablo les había dicho a los judíos que “ustedes eran los primeros… pero rechazándolo, se condenan a no recibir la vida eterna…”
Sin embargo, de los no judíos, se convirtieron muchos y la Palabra de Dios se difundía por la región
El Salmo 98
Es un cántico de alegría, de trompetas, arpas, clamores, aplausos: “…Delante del Señor que ya viene a juzgar la tierra; juzgará con justicia al universo, y según el derecho a las naciones…”
‘La humanidad ha conocido el camino de su liberación y salvación: en la venida de Cristo, Dios hecho hombre y en su resurrección’
El pasaje evangélico según Juan
Que comienza: “…Si me conocieran a mí, también conocerían al Padre…”
Y termina: “…lo que ustedes pidan en mi nombre, lo haré yo para que den gloria al Padre a través de su Hijo. Y también, si me lo piden a mí en mi nombre, yo se lo daré…”
En el medio y ante el requerimiento de Felipe: “…Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta…”; (¡huy!, Jesús parece molesto), fíjense cómo le responde: “… hace tanto tiempo que estoy con ustedes ¿y todavía no me conoces Felipe?... ¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí?...”
Yo diría, que este corto pasaje, se convierte en una nueva clase o versión de ‘filípica’… escueta, precisa, concisa, artera invectiva o reproche, no ya contra Filipo (de Macedonia), sino contra Felipe el apóstol, que habiendo sido partícipe de muchos milagros hechos por su maestro, Jesús, aún no lo CONOCE.
Merecido está el reproche del maestro a su discípulo.
Coincidentemente, en la fecha, se celebra a un gran CONOCEDOR de Dios: san Isaías, profeta, el que dijera: “… Yavé ha hablado, el que me formó desde el seno materno para que fuera su servidor…” (Isaías 49, 5) En el pasaje de los Hechos, hay una cita de Isaías por Pablo, y es posterior a la que yo les pongo: “…Te puse como luz de las naciones…” (Is 49, 6). El profeta que tuviera tanta experiencia de Dios, que llegó a la fe verdadera, gracias a esa experiencia de Dios que se dirige personalmente a cada uno de nosotros, y no nos deja huérfanos de Él, sino que hasta lo podemos palpar en Jesús su Hijo
También en esta semana, el 3 de mayo, se conmemoró a los apóstoles santos Felipe y Santiago (el menor). Se lo pinta a Felipe como ingenuo, cándido, dadas sus intervenciones en los Evangelios, similares a las de hoy.
La iglesia católica se anda olvidando mucho de sus Apóstoles, de los doce, de aquellos hombres que fueron elegidos por Jesús, y a cada uno le dio un conocimiento especial, íntimo, de sí mismo.
Hoy lo vemos a Felipe, tan parecido a nosotros, católicos apostólicos, que decimos tener fe y creemos en Jesús y en el Padre y en el Espíritu Santo, pero…
¿alguien se atreve a solicitar “muéstranos al Padre y con eso nos basta”?
O, lo que es peor: ¿alguien dice sincera y afectivamente: te conozco Jesús y a través tuyo conozco al Padre…?
¿Alguien dice tiernamente, como el verso, ‘de niño, de sueños…te conocí, por eso cuando te vi, reconocí mi destino…’?
Tanto que yo te busqué
y tanto que no te hallaba
que al cabo me acostumbré
a andar con tanto de nada.
¡Cuán acostumbrados estamos a andar con tanto de nada!
Ese ‘tanto de nada’, ¿no serían ritos y sacramentos, misas y comuniones, formalismos tradicionales?, ¿no será que con ‘tanto de nada’, ni siquiera tenemos curiosidad e instinto (corazonada) de buscarlo?
¿Cómo habremos de encontrar lo que no buscamos?
¿Será que es inconveniente buscarlo?, pues quien lo encuentra a Jesús, difícilmente escape de su seducción y fascinación
todo se vuelve a inventar
si lo comparto contigo.
La única prisa es la del corazón
la única ofensa es tener testigos.
No es una propuesta fácil, el conocer a Jesús, pues, no podríamos escapar de sus obras, de su verdad, de su regaño (como a Felipe, hoy)
También, constatamos que ‘la única ofensa es tener testigos’…
Ya los apóstoles supieron de ese inconveniente de conocer a Jesús: las persecuciones
Es cierto que para lograr este conocimiento de Cristo, es necesaria una práctica de la otra faceta humana, que está hoy tan degradada: la espiritualidad.
Y, no es que sugiera una espiritualidad contemplativa, distorsionada y desconectada de la realidad, sino una espiritualidad que nos dé lo que siempre deseamos, soñamos, buscamos: el CONOCIMIENTO DE DIOS.
En el comentario del pasaje evangélico dice lo siguiente:
‘La vida espiritual abarca tres actitudes:
- guardar las palabras de Jesús: meditarlas, ponerlas en práctica y dejar que echen raíces en nuestra alma.
- Luego, instruidos por el Espíritu de lo que debemos pedir en nombre de Cristo, pedimos con toda confianza aquellas cosas que él mismo desea
- Al final, hacemos las mismas cosas que hizo Cristo
Lo importante no es hacer milagros o multiplicar obras buenas, sino llevar a cabo precisamente aquellas cosas que el Padre requiere de nosotros para salvar al mundo’
Este pequeño ‘manual’ de la vida espiritual es muy práctico y sencillo a simple vista, pero, nos lleva a lo único que realmente haría de la vida de cada uno algo importante, que trasciende todo:
TE CONOZCO, CRISTO