domingo, 21 de junio de 2009
MI PAPÁ
De apodo Pepito
Hacen 23 años que falleció... pero no me pesa
Aunque era parco al expresar afectos, al punto que no recuerdo que me dijera 'te quiero', ¡nunca hizo falta!... lo importante era SENTIRLO.
Siento tanto que mis hermano y hermana no hayan tenido, quizá esta 'comunicación' con mi padre, pues es fundamental ese fluir del afecto sin palabras.
Cualquiera diría que mi padre me consentía, pero, ¿sería posible que yo no haya hecho nada que lo molestara...?
No recuerdo que me haya castigado de forma alguna, jamás me pegó ni me dio una palmada, aunque lo tuviese merecido al subir al techo y romper unas tejas (corriendo el riesgo de caerme); o al dejar olvidadas sus herramientas en el patio...
Nunca me menospreció o me acusó de ignorante, burra, o irresponsable. Cuando entré en la época de la adolescencia, en que la distracción es lo más importante, y descuidaba mis estudios, a lo sumo me decía, cuando traía las calificaciones: ¿tre`i (trescito)?
Me alentó a desarrollar el temple, la constancia y el esfuerzo, en el deporte (la natación), pese a la contraria de mi madre.
Me alentó a leer
Me enseñó a relacionarme con otros, bajo un pie de igualdad pero de respeto
Me enseñó a valorar y tener espíritu crítico para la televisión (la veíamos juntos)
Me respetó en mis decisiones, o elecciones; y cuando metí la pata, sólo me ayudó a salir...
Me permitió seguirlo de cerca en sus actividades domésticas: como arreglar un enchufe eléctrico, o cambiar la gomita del grifo o destrancar cañerías... gracias a eso, en pocas oportunidades requiero de los técnicos.
Me aceptó tal cual era, y gracias a eso nunca tuve problemas de autoestima, y cuando caí en depresión pude emular su temple.
Pocas veces hacía generalizaciones despreciativas o discriminativas, con eso aprendí a no discriminar. Ni siquiera me sentí discriminada por género!!
Al permitirme participar abiertamente en reuniones de adultos, me enseñó mucho de sexualidad, con parábolas y chistes.
Me enseñó a considerar la desgracia ajena sufriendo la propia.
En poquísimas oportunidades me hizo 'mentir' o decir que no estaba (cuando venía algún acreedor)
No era un santo, y sus defectos tenía... Pero, creo no haber caído en niguno de sus malos ejemplos, con alguna excepción
No gustaba de las formalidades, y huía de ellas... pero, por suerte, en eso se complementaba bien con mi mamá
Me enseñó a apreciar la buena comida (cocinaba muy bien y ¡platos de chef!), el buen beber, los buenos vinos, wiskies... La buena compañía en la mesa, el placer de agasajar a los amigos y parientes con cenas y sobremesa.
Me enseñó a NO TENER MIEDO a casi de nada, ni de insectos, ni de reptiles, ni de fantasmas u oscuridades, ni de monstruos de fantasía o de verdad
Me enseñó que el dinero no es lo más importante en la vida, y que las 'cosas' sirven en su medida... no era de acaparar, y ciertamente invertía mucho en sus aficiones, la pesca, la caza, el casting, las bochas... pero, las disfrutaba a full. Era artesano, y desarrollaba sus propios equipos, desde hacer sus plomadas hasta cargar sus cartuchos de escopeta; con esto me enseñó creatividad y autosuficiencia
Aunque no se lo proponía (pues no era hombre religioso), me acercó a Dios, pues al ser tan buen padre, pude tener una muy buena experiencia del Padre Dios...
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Hola Marcrispa
ResponderEliminarCuando un hijo observa la vida del padre con cariño, es una señal de que había un buen padre.
Dios lo recompensará.
Una buena semana.
Besos
Me gusta la chica de la foto, pero a pesar de que esté casada no soy celoso.
ResponderEliminarOrestes.
Lo mejor de tu padre es que ha sabido hacer una hija encantadora.
ResponderEliminarOrestes
Es una suerte Chispa que los hijo aún reconociendo los "defectos de los padre " podamos sacar lo mejor de ellos
ResponderEliminarUn abrazo
ArcoIris