Experimentando nuevamente, hoy, con el programa de imágenes, he visto que la LUZ mejora imágenes, quizá y también nuestro modo de ver la vida...
Se ha dicho de antiguo, que el órgano del corazón, es el que posee relación con los sentimientos.
Hoy sabemos que, más que en el corazón, lo relacionado con los sentimientos tiene su base en el cerebro.
Incluso he leído que Jesús ofreció su cuerpo y sangre, y que la sangre es la que representaría (simbolizaría) la dualidad del alma o ánima; podemos suponer entonces, que si la sangre es el ‘continente’ del alma, el corazón termina siendo el centro del sistema vascular-alma.
La Ciencia ha avanzado tanto, que hoy se conoce con bastante precisión hasta la localización o mapeo de funciones cerebrales, como las relacionadas con los sentidos, con el proceso cognitivo-lingüístico, con la creatividad y el raciocinio, y hasta de las relacionadas con las conductas de agresividad o de la voluntad, etc. También se afirma que la presencia o ausencia de ciertas substancias en el cerebro, produce estados de bienestar o malestar (depresión, por ejemplo)
Hay científicos que afirman, que lo que muchos llaman ‘alma’ no es más que una serie de procesos cerebrales en conjunción con substancias, acontecimientos del ser humano, sus sentimientos, sus actos, su memoria, sus expectativas, sus ideales y frustraciones, etc.
Como sea, muchos consideramos que somos no solo duales, sino trino, por ejemplo, los hindúes creen que el humano es trino: cuerpo-mente-alma (tan perfectamente relacionadas pero independientes una de otra como lo sería el dogma trinitario católico)
Ya en otro post he analizado esto del alma o espíritu (ánima) y los sentimientos; y lo de la inteligencia emocional y de la cognitiva
Hoy, sábado, es festivo, se celebra la fiesta del Inmaculado Corazón de María; y ayer, viernes, se ha celebrado la del Corazón de Jesús. Ambas son fiestas ‘móviles’ que dependen de Corpus Cristi que a su vez depende de la Pascua.
Las citas bíblicas son:
Isaías 61, 9-11
Salmo: 1 Samuel 2, 1.4-8
Lucas 2, 41-51
Isaías, 61,
9 Sus hijos se harán famosos entre las naciones y sus nietos, en medio de los pueblos. Todos los que los vean reconocerán que son una raza bendecida de Yavé.
10 Salto de alegría delante de Yavé,
10 y mi alma se alegra en mi Dios,
10 pues él me puso ropas de salvación
10 y me abrigó con el chal de la justicia,
10 como el novio se coloca su corona,
10 o como la esposa se arregla con sus joyas.
11 Pues así como brotan de la tierra las semillas o como aparecen las plantitas en el jardín, así el Señor Yavé hará brotar la justicia y la alabanza a la vista de todas las naciones.
Salmo: 1 Samuel 2,
Entonces Ana pronunció este cántico:
1 Mi corazón se alegra con Yavé,
1 llena de fuerza me siento con Yavé;
1 ya puedo responder a quienes me ofendían
1 porque me salvaste, y soy feliz.
4 Se rompe el arco de los poderosos,
3 pero de fuerza se ciñen los débiles.
5 Los satisfechos trabajan por un pan,
5 pero los hambrientos ahora descansan;
5 la que era estéril tiene siete partos,
5 otra, con muchos hijos, queda sola;
6 Yavé da muerte y vida,
6 hace bajar al lugar de los muertos
6 y hace que de allí vuelvan.
7 Yavé empobrece y enriquece,
7 El humilla, pero luego levanta.
8 Saca del polvo al pequeño
8 y retira al pobre del estiércol
8 para que se siente entre los grandes
8 y para darle un trono de gloria.
8 De Yavé son la tierra y sus columnas,
8 sobre ellas el mundo estableció.
Lucas 2,
41 Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. 42 Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. 43 Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran.
44 Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. 45 Como no lo encontraran, volvieron a Jerusalén en su búsqueda. 46 Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
47 Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.
48 Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.» 49 El les contestó: «¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?» 50 Pero ellos no comprendieron esta respuesta.
51 Jesús entonces regresó con ellos, llegando a Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndoles. Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón.
Las dos primeras lecturas, serían precedentes históricos del cántico de María que llamamos Magníficat
Isaías habla de:
“…mi alma se alegra en mi Dios…”
Por su parte, Ana, la mujer infértil que fue bendecida con el nacimiento del gran profeta Samuel, dice:
“…Mi corazón se alegra con Yavé…”. María, en el Magníficat, habla de:
“…Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador…” (Lc 1, 46…). En mi versión de la Biblia Latinoamericana, de los ’70, dice así María:
“…Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva…”
Todo EL SER, es el que celebra, se alegra… no son expresiones cognitivas, o emocionales, o corporales, sino todo el ser.
Según lo que he investigado, la celebración tradicional al Inmaculado Corazón de María, es de antigua data, pero la actual tiene su fundamento dogmático en la bula de Pío XII en 1942, y bajo influencia de las apariciones de la Virgen en Fátima. Una de las niñas videntes, había encargado a sor Lucía, que insistiera en la ‘formalización’ de la devoción.
Supongo yo, que se toma este pasaje evangélico, pues es uno de los dos en que se habla del ‘corazón’ de María:
“…Su madre (María), por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón…”
Imagínese el lector, las cosas de cuando niño, que ‘recuerda’ gracias a los relatos de sus mayores o de su madre: la vez que se quemó la manita, o aquella en que se tragó las cuentas del collar, o cuando se puso un juguete en la nariz o en el oído. ¡Ah, esos ‘recuerdos’ infantiles, que se nos olvidarían si no fuera porque nuestra madre nos los relata…!
Si bien, en el pasaje, Jesús ya no es un infante, sino que ha cumplido los 12 años, edad en que los judíos consideran que el hombre es responsable de sus actos
Pero volvamos a María, esa madre que guarda las cosas en el corazón.
En el corazón de María está el recuerdo del día tan especial en que el hijo deja de ser un niño, para asumir su rol de hombre responsable de sí mismo.
Guarda María, el recuerdo de ese tránsito de Jesús en hombre, casi sin que ella lo notara, como diríamos hoy respecto a nuestros menores cuando cumplen 18 años, les hacemos el festejo, pero ni ellos ni nosotros asumimos la ‘nueva condición de independencia proveniente de asumir responsabilidades’.
Este pasaje es muy conmovedor, desde el punto de vista del realismo, que supera fronteras de tiempo, espacio y culturas.
Por un lado los padres, que siguen actuando sobreprotectoramente; y por el otro, Jesús, o el chico o chica, que se sacude, (se rebela) de esa protección, tratando de asumir su misión-responsabilidad en la vida.
Y, la angustia de los padres por este pasar de los hijos. Y la despreocupación casi desconsiderada de Jesús (y de nuestros hijos) sobre cómo lo asumen los padres
La vida de esta familia, no ha sido ciertamente fácil, y han tenido que pasar por muchos pesares: el asumir por José, la maternidad virginal de María, el nacimiento, probablemente anticipado, en medio de un viaje y en una gruta establo, de Jesús; la huída a Egipto ante el martirio de los niños inocentes, el retorno del exilio, etc.
Y, como diría cualquier madre, hoy, en son de plagueo: ‘Con todo lo que tuvimos que pasar, y viene y nos hace esto…¡¿Cómo te atreves a preocuparnos así?!
’
No nos contentamos de cómo nos ponderan las virtudes de nuestros hijos, sino que nos concentramos en seguir protegiéndolos, hasta de sí mismos… ¡Es terriblemente vivencial!, imaginen que los padres de hoy tendemos a menospreciar las virtudes de nuestros hijos, no nos damos cuenta de cuán inteligentes, sensitivos, sabios y maduros son ya a los 12 años… Tal y como les ocurriera a María y José.
Pero, Jesús, no se deja amilanar por los conceptos de sus padres, no tiene baja autoestima, conoce muy bien lo que es y cómo enfrentarlo. Aprovecha la oportunidad al máximo, y deja a todos con la boca abierta.
María guarda este recuerdo en su corazón y nos lo hace llegar hoy a nosotros, para que sepamos dar la valoración apropiada a nuestros hijos, a sus dones, a sus virtudes, a sus aptitudes, a sus ideales, a sus sueños… Para que los respetemos, los alentemos, los ayudemos a construir su persona, su vocación, su futuro, su madurez, su plenitud.
No es que Jesús (o nuestros hijos) se apartan, se enfurruñan, sino que ponen en evidencia, lo que no está dicho, sino generalmente ‘sobrentendido’… ¡es una lacra esto de sobrentender algo!, muchas veces al sobrentender algo, lo consideramos obvio, y por tanto: no digno de atención y respeto… y eso está muy mal. Jesús se lo dice a sus padres, y nuestros hijos nos lo dicen, pero nosotros, duros de entendederas, lo más que podemos hacer es guardar el recuerdo en el corazón (como María), y tratar de rememorarlo después, para así terminar comprendiendo la historia, el devenir de nuestros hijos…
Pero, quizá como María, algunos no terminan de comprender la voluntad-vocación de los hijos, sino hasta que ellos ya no están con nosotros.
Dice el relato, que Jesús volvió con sus padres y les obedecía. ¡Y, ciertamente, que casi diríamos que se excedió en la permanencia con los padres!; permaneció en el seno familiar hasta los 30 años, y cuando vio la oportunidad, la tomó con toda la fuerza del hombre ya adulto. Ya no sirvieron los nuevos reclamos de su madre y sus parientes, ¡que no, que él (Jesús) está cumpliendo su vocación (la voluntad de su Padre)!
Probablemente María ya era anciana, cuando extrajo este recuerdo de su corazón y se lo contó a Lucas, para que nosotros sacáramos provecho de él.
Dicen que los ancianos tienen mejor memoria remota que la memora reciente, y Lucas aprovechó muy bien esto para traernos este sencillo pasaje, tan aleccionador sobre la vocación de Jesús, y la nuestra propia y la de nuestros hijos…
Ojala y todos podamos hacer como María, y guardemos en el corazón los acontecimientos que son trascendentes para la vida de nuestros hijos, aunque no los entendamos, quizá con el tiempo, logremos sacarlos del corazón y rememorando, encontremos la comprensión y la paz que con ella viene y podamos ser, no solo felices por los logros de nuestros hijos, sino ser sabios consejeros de otros y otras que pasan por episodios conflictivos similares.
Quizá por esto es que se ha declarado a la advocación del Inmaculado Corazón de María, como protectora del mundo y de la paz; porque María ha protegido, sin entender, la vocación de Jesús; pero, al final logró la paz, la paz de entenderlo y comprenderlo y aceptarlo y compartir lo guardado en su corazón
Amen…
El colage de imágenes, son de la net, y quiero recomendar el
http://observatorio.info/wp-content/themes/observatorio/images/observatorio.png
Observatorio Imagen astronómica del día…
Pues considero que en el corazón del universo existen miles de ‘recuerdos’, que un día serán rememorados (o llegarán a la velocidad de la luz a nuestros ojos o de los telescopios) para asumir la vocación que tenemos como seres humanos del pequeño planeta Tierra y alegrarnos y ser realmente felices de ser parte del cosmos y de la creación (Dios)
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