martes, 11 de enero de 2011

HACER POR OTROS... ¿LO QUE NO HACEMOS POR NOSOTROS MISMOS?

Dice el mandamiento más conocido:

"... amarás a tu prójimo como a ti mismo..."



Siempre he notado que es casi como una proposición-ecuación matemática perfecta...
Fíjense:
¿+ me amo a mí mismo > + amaría a mi prójimo?



Si fuera egoísta y pretendiera amarme sólo a mí, entonces el repudio de mi prójimo haría que mi autoestima bajara
¿- amo al prójimo > - me amo a mí mismo?... digo, por eso de la conciencia y los sentimientos de culpa...

Y a la inversa, si nos vemos reflejados como de poco amor propio, poco será lo que podremos dar a conciencia a los demás 



 Si aumentamos nuestra autoestima, más podremos dar a los demás... ¿y por qué no: recibir amor de los demás?







Como el post Comunidad fue uno de los más leídos últimamente, me referiré a las gradaciones allí expuesta para plantear mi hipótesis del amor propio.


Así como la persona individualmente es capaz de amarse a sí misma, también ocurre con la familia, con agrupaciones de todo tipo...


Veríamos entonces que si la familia tiene un pobre concepto y ejercicio del amor dentro de ella, poco será lo que podrá aportar a otras... El amor propio de una familia estaría dado por el amor que se profesan cada uno de los miembros


Si una organización, tiene un pobre concepto y amor propio; pues ¡lo mismo!: si no se respeta a los miembros de la organización, si no se trata como iguales a cada uno (salvando las jerarquías), si alguno recibe "mucho, poco o nada" según el capricho de cada quien; y no según la medida del amor... entonces está destinada a desaparecer, pues no puede replicar lo único valioso de replicar: EL AMOR.


Expresiones de amor son:
la verdad
la justicia
el crecimiento...


Si un individuo se niega a verse tal cual es; si es injusto consigo mismo, culpándose de lo que no tiene culpa, o no culpándose de lo que sí es culpable; ¿cómo habría de crecer en amor para dar?


Si una familia se niega a ver lo valioso que es cada miembro que la compone, y establece injustas discriminaciones, tratos desiguales; si se niega a reconocer los errores cometidos y a rectificarlos, no crece, sino que se desintegra y forma nuevos núcleos que replican la injusticia y el oscurantismo.


Lo mismo una organización, digamos una 'empresa' de ejemplo, no es cuestión de dar a cada quien lo que le corresponde por igual contraprestación nomás, sino que debemos incluir la 'paga según la necesidad' de cada quien, al no respetar estos principios de equidad es que se tuvo que establecer la ley laboral y sus mínimos de salarios (por ejemplo)... pero no olvidemos que el salario es 'MÍNIMO', lo que quiere decir que pagar menos es pagar ilegal...
De igual modo, a trabajo de igual dificultad, corresponde salario de igual cantidad... o a trabajo que produce tal rentabilidad corresponde participación en lo que uno ayudó a producir.


Pero no es tal...
Las empresas no pagan ni medio centavo de más por su rentabilidad a sus trabajadores, la mayoría de éstos tiene que conformarse con el 'mínimo' y dar gracias de tener trabajo en el país-mundo del desempleo.


Es de aquí de donde saco el título:
¿cómo dar afuera lo que no damos adentro?
Si un individuo no se perdona a sí mismo, ¿cómo habría de perdonar a otro distinto?
Si un miembro de familia, no practica el dar dentro de su familia, ¿cómo pretende dar fuera?
Si un empresario no da dentro de su empresa lo que sus empleados se merecen y necesitan, 
¿cómo habrán de darlo a la ciudad-país-mundo?




Si nosotros, comunes mortales, no visualizamos y meditamos estas cuestiones, es que caemos en trampas de engaños, egoísmos, y demás lastres del no amor, y terminamos seducidos-violados por apariencias que conducen a nuestra 'perdición' (retroceso-quiebra) individual y colectiva


Este año celebramos el Bicentenario de la Independencia patria, y es por esto que me pongo a pensar en estas cosas, para que no terminemos celebrando lo que no tenemos:
Independencia,
libertad,
soberanía,
entereza,
amor a la patria