domingo, 21 de febrero de 2010

EL PROVENIR SOCIAL DE LA MUJER EN PARAGUAY

Hoy quiero iniciar la semana... y el año y la década, pues no he posteado desde diciembre, con un tema que tiene 'cola' (en referencia onírica a 'Cien años de soledad' de García Márquez)

El título no me pertenece, es más, ¡tiene 75 años de antiguedad!, y procede de un escrito de composición, de mi tía Isabel, en sus estudios de docente. Dicho escrito me fue legado por mi tía, unos años antes de su muerte. Tía Isabel debió tener 17 años cuando lo escribió, y como podrán apreciar, estaban en las postrimerías de la Guerra del Chaco; también sería interesante para el lector y la lectora que se dé una vuelta por la cronología de la lucha feminista en Paraguay


Con este post inicio la Semana de la Mujer Paraguaya.


Lo que sigue es de tía Isabel





El porvenir social de la mujer en el Paraguay

La mujer y la Política

            Entendiéndose por Política, lo concerniente al gobierno de un país, es imposible juzgar como una falta, la que comete una mujer al pretender entrar en Política.
            Tanto los hombres como las mujeres tienen el deber de procurar el adelanto de la Patria y es innegable que los que más facultades tienen para cumplir su deber, son los políticos, si bien todos indirectamente podemos contribuir al engrandecimiento del país, pero todo depende de su gobierno. Así pues, tanto los hombres como las mujeres tenemos la obligación de velar por los intereses de la Nación ¿por qué sólo a los hombres se le ha de dar amplias facultades para ello?
            Una mujer tiene tanto derecho como una ciudadana cualquiera, de elegir los mandatarios de su país, mirando naturalmente el porvenir de él, pero es un derecho que los hombres le niegan, sin haber dado hasta hoy la razón exacta de esa actitud.
            Largo tiempo hace que se viene discutiendo el problema de la mujer en la Política, y aún en nuestros días se continúa negándole los derechos políticos y continuamente se afirma, y aún no se ha demostrado lo contrario, que la mujer está tan capacitada como el hombre para cualquier trabajo mental, y entonces ¿por qué negarle su participación en la política de acuerdo a su igualdad mental y espiritual con el hombre? Indudablemente que el hombre ha superado a la mujer en fuerzas físicas, pero para actuar en la política se precisa acaso de ella?
            Desde la antigüedad se ha venido considerando a la mujer como una máquina productora de hijos, no se le ha reconocido otra misión que la de ser madre. Bien, si así se ha dispuesto, cumpla en forma debida su obligación, esto hablando en general, pues hay muchas mujeres que fisiológicamente están imposibilitadas para ser madres y otras que por destino se ven obligadas a un celibato forzoso. Pero no es de creer que esa sea una razón que le impida ejercer la profesión o ideas que su carácter le indujese tomar. Una mujer puede ser madre excelente y muy excelente política también, si es que reúne las condiciones para hacerlo, y esto se ha probado al decir que la mujer es igual al hombre en cuanto a inteligencia se trata. No se quiere decir con eso que todas estén en esas condiciones, pero mientras haya unas cuantas ¿por qué negársele a ellas el derecho que se merecen?
            Una mujer política, sería la base de un creciente progreso en un país. No se pide con ello sentar a una mujer en la silla presidencial, pero sí darle un lugar desde donde pueda intervenir en el manejo y administración de un país, es decir en su gobierno. Un país no es nada más que un gran hogar donde abundan los hijos, entre ellos hay buenos y malos,; ahora bien, los hombres pretenden que la mujeres consagre única y exclusivamente al cuidado del hogar y de sus hijos, a la educación de éstos, y al negarle un puesto en el gobierno de un país, no se dan cuenta que ella está quizás más capacitada que un hombre para conocer las necesidades de su pueblo. Ciertamente que la causa de todo desequilibrio gubernamental de un pueblo, las guerras civiles, los motines, etc., es la pobreza material en que se encuentran sus habitantes, pero hay también a veces problemas espirituales que entorpecen el gobierno de una Nación. Problemas que en la mayoría de los casos son incomprendidos por los dirigentes de una nación, y muchos de esos terribles efectos que tienen como causa esta pobreza espiritual incomprendida de los pueblos, se evitarían si estuviese en el gobierno una mujer.
            Pero por desgracia, eso está prohibido y para más desgracia aún por los mismos hombres, pero ¿por qué? Porque la mujer es débil, dirían unos, abdica pronto. Eso será en materia de amores, por darle el gusto y… para que se le de otros; pero en política no sucedería lo mismo, antes bien nos inclinaríamos a creer que muchos caudillos dejarían de sentirse tranquilos si tuviesen en contrapartida a una mujer.
            Una verdad bien amarga, y la causa que el hombre se obstine en cerrarle a la mujer las puertas de la política es que: los políticos muy poco contemplan las necesidades del país como ideal primordial de su actuación política, sino que contemplan sólo sus intereses políticos pecuniarios y tratan de adquirir fama y fortuna y haciendo muchas veces que el progreso del país se vea seriamente amenazado por eso. Y una mujer no haría lo mismo. Su afán de entrar en política, no es con el fin de enriquecerse, sino de colaborar firmemente en pro del adelanto del país y no dejaría relegados al olvido, como hacen muchos políticos, las necesidades más indispensables que adolecen los pueblos, para solo atender a sus necesidades y afán de riquezas.
            En realidad esta obstinación de los hombres de cerrarle las puertas de la política a la mujer da lugar a comentarios a veces risibles y a otros que ponen en evidencia el egoísmo y la ingratitud de los hombres. Desde muchos tiempos atrás han surgido eminentes escritoras y mujeres de letras, eso se ha permitido, como también que haya médicas de fama, grandes aviadoras, campeonas de deportes, profesoras y hasta sabias, descontando las muchísimas empleadas, obreras, artesanas, es decir, mujeres que trabajan como los hombres mental y físicamente. Y lo que es peor de todo, tenemos aquí en nuestro país y en muchos otros. Un caso notable, en la guerra del `70 (*1.870) se le permitió a la mujer tomar las armas y batirse en los campos de batalla igual que un hombre y no dudo que aún hoy, en esta otra guerra, se les permitiría la misma cosa (y ellas estarían dispuestas a eso y mucho más si fuese necesario). ¡Y se la ha negado entrar en la política!!!
            ¡Se le ha negado el voto y sin embargo se le ha permitido ser soldado! Esta es la realidad, una realidad que bien mirada pone en evidencia la desconsideración de los hombres para la mujer a quien no consideran más que en la finalidad que por su sexo le ha impuesto la Naturaleza.
            Esto da que pensar y creemos que el hombre teme a la mujer política. En política no triunfan los más capaces sino los más audaces, y no ha de negarse que las mujeres son más audaces que los hombres que quieren evitar encontrarse como rivales que tengan que poner en duda sus capacidades políticas.
            Pero con todo es de creer que no está muy lejano el día en que la mujer pueda disfrutar los derechos políticos, uno de los cuales y más principales es el voto y es seguro que votaría a conciencia y sabría ganarse ese derecho y no como muchos hombres que ya lo tienen ganado por el hecho de ser hombres, votan en blanco, o los más chistosos votan un programa de matinee!!! Ya se los ve reír irónicos a los jóvenes, y a los ancianos con el entrecejo fruncido, menear la cabeza cuando tenga que acudir a la mesa electoral una mujer con su libreta de ciudadano. ¡no está muy lejos el día!
            Y no se descuiden que una mujer en política es mucho más peligroso rival que muchos rivales políticos!!
                        Isabel…
                                   Asunción, Mayo 3 de 1.935








Esta es una foto de tía Isabel y su nieta


La situación de la mujer en la política ha cambiado mucho en Paraguay y en América y en el mundo en lo que va de este tercer milenio principalmente.


Debatiré mi visión y experiencia del tema en los comentarios.


Y, desde ya, mi sincero homenaje a muchísimas mujeres políticas que han aportado sudor y lágrimas, además de ideas brillantes, tesón, diligencia, eficiencia y acción al escenario cívico político de mi querido Paraguay