sábado, 15 de mayo de 2010

MI MAMÁ

Mi mamá se llamaba Ada, y nació un 6 de agosto, día de la Transfiguración del Señor, y antes que la bomba atómica sobre Hiroshima cambiara para siempre el día de precepto.

Les he puesto una canción de Silvio sobre el día de festejo en nuestro país, que coincide con el día de la revolución libertaria, la independencia de la corona española... 199 años de independencia!!!


Tenemos muchísimas canciones paraguayas dedicadas a la madre, pero yo les ofrezco ésta, pues es la que me gusta a mí


Esta es la tapa del álbum:

Vayamos al tema de hoy, mi mamá...


No me llevaba bien con mamá en la juventud, y muchos años me compungí por ello; ni siquiera el nacimiento de mi primera hija y su primera nieta, hicieron mella en la brecha que había entre nosotras: la brecha generacional... nos llevábamos muchos años de diferencia.
Tampoco se constituyó en un rompimiento total, ¡no, para nada!, simplemente no coincidíamos en muchas cosas.
Sin embargo, haciendo memoria, no puedo desmerecer las muchísimas cosas en las que sí coincidimos en el transcurso del tiempo.




En el colage mi mamá con mi hija, mi mamá conmigo de pequeña, y conmigo de joven



Como toda madre, me transmitió el amor al terruño, o a la patria; me instaba a aprender la historia de mi país, los personajes y héroes, aún a los que en la época de la dictadura se consideraba como tabú. 
Era una excelente relatora, y hablaba mucho, constantemente... ¡le salí a ella en eso!, en  guaraní le decimos ñe´engatu (locuaz).
¡Si se pudiera registrar la 'transmisión oral' que se hace en los núcleos familiares!
Mi madre, como pocas mujeres de su época, fue una privilegiada, pues terminó su educación secundaria, y era muy versada en latín, castellano, literatura, historia y geografía. 
Guardo muchísimos recortes de copias de poemas, letras de canciones y recetas de cocina de su puño y letra, amén de documentos de cuentas pagas... ¡imaginen que conservo el comprobante de pago al sanatorio donde vine al mundo...!
En definitiva, era una excelente administradora del hogar.


Pero lo que más aprecio son los relatos, relatos de su estancia en el interior del país, de cómo eran las cosas por el campo, de los pocos sucesos trágicos y de polleras que había o se divulgaba en su época, las leyendas populares, los mitos, las sentencias de sabiduría...


Me crió con muchísima libertad, jamás me dio una palmada (y que conste que no fue porque no le diera motivos).


No he podido seguir muchos de sus consejos para la vida, para 'el futuro', pues eran consejos de palabra, y no de ejemplo.
Resulta que ella preconizaba que debía ser una mujer independiente (de mi esposo), y quería que ejerciera una profesión rentada; pero no pude sustraerme a su ejemplo de entrega a la familia y a los hijos, y me zambullí en el cuidado de mi familia descuidando mi carrera profesional... ¡pero no me arrepiento!, fue lo mejor de mi vida, fue el mejor de los esfuerzos, y los resultados no se verán quizá en mi vida, pero se verán en otra forma...


Su decadencia en salud de sus últimos años me permitió 'saldar' mi cuenta de las disputas juveniles, la cuidé hasta el último día de vida, le canté como me cantara ella a mí, le cambié pañales, la alcé... todo lo que se hace con los ancianos que sufren de senilidad.


Aprendí de ella la mayoría de los menús, o el 'paladar' de las recetas internacionales, incluso las italianas.


No aprendí, o no integré su dedicación a la decoración del hogar, o el mantenimiento...


No aprendí a mantener los lazos familiares, pese a los conflictos que siempre surgen; no aprendí a ser 'diplomática'... o ¿hipócrita?


Es cierto que las situaciones son muy distintas, pero... como que siento una recriminación de mi madre por los fracasos en esos aspectos... como que escucho -te lo dije-


Es que las madre saben, sabemos, cuáles son las debilidades de nuestros hijos, y vemos que van a enfrentarse con ellas, y tratamos de prevenirles de lo que seguro tendrán que pasar, porque hay cosas que siempre pasan... pero los hijos no integran esos conocimientos sino hasta que muchas veces es demasiado tarde, y ya se produjo el fracaso, la desilusión, el drama, la tragedia...


Es entonces, que nos ponemos a pensar que las madres tienen como una precognición, o que son como hadas, que están allí para los momentos de apuro, de difíciles decisiones...


Hay gente que llora a su madre ya fallecida, sin embargo, yo siento como que ella nunca se ha ido, que está a mi lado, y con cada recuerdo de sus muchos relatos y anécdotas, es como si el tiempo no hubiese pasado y los sucesos se repiten hoy como ayer...
Y si recordamos los concejos de nuestras madres, tenemos posibilidades de sobrellevar las dificultades..., y claro: los éxitos, las bondades que nos trae la vida...


Como dice la canción de Silvio:
Madre, 
en tu día
con la vida
construimos 
tu canción


En muchísimos países, mayo es mes de las madres, y también es el mes de María, madre de Jesús.
Respecto a María, mi madre sólo tenía la mitad del tríptico del Ave María, aquel que dice:
Dios te salve, María
Llena eres de gracia,
El Señor es contigo,
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús


Y, yo agrego, benditas somos las mujeres en ti, Madre María...

lunes, 3 de mayo de 2010

LAS MASCOTAS ¿SE VAN AL CIELO?

¿Y cómo es el cielo de las mascotas?

etc. etc....
Más de uno habrá escuchado este tipo de preguntas de sus hijos, nietos, sobrinos.
Es que las mascotas, especialmente las más apreciadas, como los gatos y los perros, generalmente tienen un tiempo de vida estimado menor al de los humanos.
Ultimamente he visto la publicidad de una agremiación ricachona yanqui que propugna el eslogan 'no somos propietarios de las mascotas, sino custodios'... sinceramente pienso que se quedan cortos, demasiado cortos.

Hasta bien entrada en la adultez he sido fanática de las historias de mascotas del Reader's Digest (Selecciones, en castellano), siempre me hicieron llorar o reír, enternecer o enojar...

Me fascinaba Clarence el león bizco de Daktary.

Desde que 'me siento' hemos tenido gatos y perros en mi casa, y varios murieron a manos de mi padre, uno, el perro Tom, porque tenía síntomas de rabia y lo tuvo que sacrificar y luego de confirmado el diagnóstico, todos los miembros de la casa sufrimos las conocidas vacunas antirrábicas para humanos, esas 15 a 30 dosis que se inyectaban en la panza. También mi papá mató 'accidentalmente' a un gatito que recogí de la calle, todo lleno de pulgas, y como en aquella época no había mucha oferta de los antipulgas actuales, le aplicó gamexán y claro, se murió mi gatito blanco, no recuerdo si tenía nombre.

En mis 5 décadas he tenido muchos gatos y perros, y los he querido a cada uno por sí mismo, es que los animales también tienen su identidad y carácter y claro: su nombre. Aunque más no sea Michi, yo los recuerdo muy bien a cada uno, en sus mañas y gracias.




Esta es Michi









                     Que fue desplazada por Pipo






Hoy día, con los avances científicos, está demostrado que las mascotas son propulsoras de curas o restauraciones en problemas afectivos, orgánicos y neurológicos; por ejemplo, los niños dawn, los autistas, de las manos de diversos animales (incluso delfines) son pasibles de grandes mejoras emocionales y cognitivas.

Cuando era menor, o antes de ser ama de casa, el peso de las mascotas caía sobre mis padres, generalmente; y cuando me llegó el turno de decidir tener mascotas para mis hijos, convencí a mi esposo de las virtudes felinas, y hete aquí que los primeros gatos del nuevo núcleo familiar, fueron gatas que se instalaban en la casa y luego empezaban a parir gatitos bimestralmente. ¡No se imaginan lo terrible que era tener que 'reubicar' gata y gatitos hijos y nietos!
Con los perros era más o menos lo mismo, porque generalmente teníamos perros hembra y hasta hace unos años vivió mi perra mestiza salchicha, que nos dio la alegría de una centena de crías!
(claro, que esta última, Pepa, era pareja con Pipo, un salchicha macho), y teníamos camadas cada 6 a 12 meses, y nos quedábamos con las crías hasta los 30 a 45 días, la mejor época de los cachorros de perros. Luego les conseguíamos quién los acogiera y ya, de las 100 crías, creo que logramos vender sólo 2. De las 100 crías de Pepa, fui responsable de la muerte de uno, casi recién nacido, resulta que de las primeras camadas, yo era inexperta y mientras hacía la limpieza de la cucha, dejé a los cachorros en una manta en la media sombra, pero luego la sombra se corrió y les dio el sol de lleno, y uno murió por el calor (aunque era invierno).

















Pepa y Pipo siempre convivieron con gatos y gatas y las relaciones fueron sumamente cordiales.




                               Pipo y Grisito





Pero lo más importante fueron las relaciones entre las mascotas y mis hijos.


 




Tengo decenas de fotos de mis hijos con alguna mascota, y cada uno recuerda anécdotas de cada una de ellas.

Lo que yo quería que mis hijos aprendieran de las mascotas eran el cariño incondicional, las responsabilidades, las lecciones de sexualidad, reproducción y cuidado de las crías y de la madre (perruna y gatuna). ¡Es una escuela que no se da por Animal Planet!... y, por supuesto: la muerte 'de un ser querido'.

Los primeros 'educadores' en muerte, fueron los gatos machos; pues resulta que los machos van de parranda por ahí, y pues ya no regresan.

El primer gato elegido por nosotros fue Grisito, a la madre, Michi, le encontramos otro dueño.
Grisito y Pipo crecieron juntos en graciosa armonía
Cuando Grisito se hizo grande, un día ya no regresó...
Entonces le pedí al veterinario amigo, que me consiguiera otro gatito, que prontamente fue complacido, con un gatito blanco, que luego de tratado contra pulgas, sarna, y desnutrición, se llamó Capullo, vean qué bonito se puso!



Un par de años después, tampoco regresó.
Y vino Irti, de raza siamés, el primer gato de raza pura que tuvimos!
Aquí Irti y Pepa




No sabría decir si por ser de raza pura uno les trata diferente y desarrollan más carácter, lo cierto es que Irti fue un gato con un gran amor, especialmente por mis hijos; lo que no quitaba sus andanzas gatunas por el vecindario. 
Una vez le vi ganarle en carrera libre a un perro mestizo de doverman: Irti llegó de la calle, a salvo, en carrera de 100 metros con el perro. 
La última vez que bañé un gato fue a Irti, para sacarle el merengue de torta que tenía pegoteado por las patas y el pecho... como si se hubiese zambullido en la torta de cumpleaños de alguien... me sentí tan condolida con la dueña de la tal torta!... ni me imagino cómo me hubiese sentido si me pasara a mí... nunca supe a quién arruinó el cumpleaños.
Para tratar de evitar que Irti fuera a por juerga, le trajimos una gatita de la calle, Aichinjáranga (pobrecita, en guaraní), que quedó en Chin, pero, Irti, al ser tan delicado, se ofendía con ella pues no sabía usar el cubo de arena, y se hacía fuera del cubo, hecho que molestaba en demasía al fifí gato, y un día Chin desapareció, se fue, probablemente echada por el macho educado e higiénico. No olvido los afanes de Irti por limpiar las desprolijidades de Chin con el arenero, ¡la cara de indignación y aborrecimiento que tenía mientras trataba de tapar lo que hizo la gatita fuera del tarro!



Esta fue la última vez que vimos a Irti, había regresado todo herido, en las patas y el cuello, llamamos al veterinario, quien le aplicó unos inyectables y le hizo unas curaciones en la pata, y a las 24 horas se sintió tan bien que salió de parranda y jamás volvió.

Nos tardamos casi un año en 'comprarnos' una nueva gata, de raza siamesa: Patra.



Fue la única mascota que tuvimos por la que recuerdo haber pagado en dinero, buen dinero...

Pero, dio sus frutos, una compañía de 11 años, que se vio truncada hace 10 días.

Patra, era imperfecta, tenía la cola torcida y era ligeramente bizca.
Los primeros años fueron arduos, su primera camada la tuvo con asistencia de uno de mis hijos, pues yo  estaba hospitalizada.
de esa primera camada todas la crías fueron mestizas. La segunda camada fueron 4 siameses (había un siamés en el vecindario), la tercera y cuarta fueron nuevamente mestizos; y a la quinta, tuvo un par de cada pareja (un par mestizo blanco y negro, un par mestizo tres colores, un par siamés). El veterinario me había asegurado que sólo al cruzarse con la misma raza nacerían siameses, o de lo contrario serían siempre mestizos... cuando nacieron la quinta camada llamé al veterinario para que viniera a comprobar que su teoría era refutada por Patra... a lo que argumentó: yo no tengo la culpa que tu gata sea tan complaciente, y de el gusto a los tres pretendientes machos, y salga preñada de cada uno. Lo habitual es que elija a uno y con ese se aparee... fue su última preñez concluida, a los quince días de nacidos los mestizos y puros, Patra ya estaba nuevamente preñada y con un severo caso de desnutrición y descalcificación, sólo la pude salvar con atunes en lata, que era lo único que aceptaba. Luego la sometimos a la castración, y se acabaron los gatitos en casa. 

Se volvió más hogareña, más dueña de casa, más compañera mía y de mis hijos.

Desde entonces acostumbró a hacerme regalos que me dejaba en la puerta del dormitorio: langostas, cienpies, gorriones, lauchas, mariposas y unas pequeñas culebras o serpientes de pasto (la última está ahí en una cajita) me la trajo de regalo unos días antes de su muerte.
Patra era una gata de poco hablar, maullaba poco y quedo, pero pocas veces dejaba de saludarme al llegar a casa yo.
Le gustaban los mimos de caricias y de palabra, y cuando la mimaba en silencio, acercaba su patita a mis labios, como diciendome que le diga lo linda que era, lo mucho que le quería, lo simpática que me caía. 

Cuando se ponía traviesa y parecía sonreír, apuntaba los bigotes adelante...

Mientras escribía en el ordenador, ella se sentaba en mi regazo y ronroneaba quedo y en quietud, sin embargo, a veces, se salía del regazo y ponía las patas en el teclado dejando su mensaje a la humanidad, inentendible, pero un hecho.
Así como el perro de la película 'Todopoderoso', que aprendió a hacer sus necesidades en el inodoro, Patra aprendió a hacerlo en la rejilla de piso del baño, y generalmente en mi compañía... ¿para que me conste?

Patra ha dejado una gran ausencia, y las alimañas están de fiesta...
Mis hijos me han propuesto traerme otro gatito, pero prefiero estar un tiempo así, sin otros felinos, dedicados al recuerdo y al 'duelo' por Patra.

Y sí!, Patra está en el cielo, como todas las cosas buenas de Dios, en un lugar maravilloso, lleno de plenitud y cariño... esa era la respuesta acostumbrada que daba a mis hijos... y ahora me la dan ellos a mí...?

Este dibujo fue mi catarsis en el día que la enterré: