CAMBIAR LOS CAMINOS DE 'NUESTRA' VIOLENCIA

Como nunca, los pasajes para hoy, tienen tanta actualidad... Resulta que, en Paraguay, en esta semana, ha saltado la violencia del crimen del secuestro nuevamente. Un importante empresario ganadero ha sido secuestrado, y los políticos de oposición, y la prensa, dale que dale, con atribuir el 'nuevo caso' al nuevo gobierno de Lugo... como si no hubiesen ocurrido en otros gobiernos, o peor: los miles de secuestros de la dictadura de Stroessner, cometidos por la policía y milicia (llamada terrorismo de estado); a cuyas víctimas, se les indemniza hoy día, con dineros del erario público... ¡que no digo que sea incorrecto! También pongo en el colage escenas del trágico incendio del supermercado Ycua Bolaños. Una tragedia, producto de otro tipo de violencia: la desidia, la avidez, la imprudencia, el menosprecio, la impunidad, que, conjugados todos juntos, en unos minutos, produjeron más de 400 muertos y casi 300 heridos y miles de afectados directos (los deudos) Cuando uno quiere hacer un juicio de valor sobre este tipo de acontecimientos, que sobrevienen desde hace milenios, se topa con un nudo inexplicable: ¿Dios lo permitió?, ¿es un castigo de Dios?, ¿quiénes son los culpables?, ¿quiénes son las víctimas?, ¿las víctimas eran 'culpables' de algo?, ¿se merecían las víctimas lo que les sucedió? ¿Existe algún valor moral que explique, por qué un ser humano, o un grupo de ellos, con alevosía, atenta con violencia contra otro u otros? Y, nosotros, hoy día, como 'observadores' de estos acontecimientos funestos, ¿qué debemos hacer?... ¿quizá solidarizarnos con donaciones, como se hiciera luego del incendio, o como se dice que hacen los coasociados del secuestrado donando el dinero solicitado para el rescate?, ¿quizá poner todos la banderita blanca en el auto (el que lo tenga) o la calcomanía que pedía justicia para lo del Ycua?, ¿llamarlo 'causa nacional' allana la violencia o la impunidad, o siquiera la previene para otros casos?, declamar públicamente el repudio a estos actos de violencia, ¿conducen a una solución o, siquiera prevención?, ¿proclamar nuestra solidaridad y condolencia, ayuda? Los pasajes bíblicos de hoy tienen respuestas precisas: Romanos 8, 1-11 Salmo 24 Lucas 13, 1-9

Romanos 8, 6 Pero no hay sino muerte en lo que ansía la carne, mientras que el espíritu anhela vida y paz. Salmo 24

3 ¿Quién estará de pie en su santo recinto?

4 El de manos limpias y de puro corazón,

4 el que no pone su alma en cosas vanas

4 ni jura con engaño.

5 Ese obtendrá la bendición del Señor

5 y la aprobación de Dios, su salvador. Lucas 13, ¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque corrieron semejante suerte? 3 Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, perecerán del mismo modo. 4 Y aquellas dieciocho personas que quedaron aplastadas cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 5 Yo les aseguro que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, todos perecerán de igual modo.

Entonces, para producir el dulce fruto de la paz (los higos), tenemos que abonar la planta... Para cambiar nuestra manera violenta de vivir, se debe abonar la paz. Dejar de ser ávidos en empresas terrenales y reemplazarla con solidaridad. No se puede prosperar a costa de la pobreza de millones y pensar que todo irá de maravillas... Extraer la aridez de la indolencia, de la indiferencia malsana, de la imprudencia, de la impunidad... Y, reemplazarla por el abono de la condolencia verdadera, del interés integral (no el malsano amarillista), el abono de la prevención de terceros (no de la 'nuestra'), el abono de la justicia y la equidad Si no cambiamos nuestros caminos de violencia, pereceremos por ella, al igual otras tantas víctimas... Y, no es que se logre individualmente... esa debería ser una causa nacional: que haya justicia y equidad social, que haya alimentos, tierra, trabajo, salud, educación para tod@s por igual, y no según su 'éxito empresarial o sus relaciones politiqueras'. Que no queden impunes los cómplices pasivos de la violencia, y de las tragedias prevenibles, como las autoridades competentes que deben asegurar las condiciones de construcciones según las normas establecidas... o policías, autoridades políticas, autoridades judiciales, que hacen la vista gorda para algunos compinche$ y condenan a inocentes, por ser pobres, y aplacando las ansias de venganza de las víctimas eventuales... Si no se pueden producir los frutos de la paz, al que sólo se llega por los valores espirituales, se está exponiendo la vida improductiva a ser cortados, arrancados, exterminados... Fíjense que se trata de valores espirituales, y no de más policías (o militares) en las calles, ni tampoco se trata de poner más puertas de salida de emergencia en los supermercados, sino de valorar, apreciar a los que concurren a ellos como personas y no como 'clientes con dinero' Esos caminos de violencia que han desestructurado el pensamiento y el sentimiento, al punto de no percibir cuánta violencia llevamos dentro cada uno de nosotros y que nos vuelve pasibles de perecer por causa de ella